Miguel tiene quince años. Sus padres están divorciados, pero siguen viviendo en la misma casa. El papá volvió al perder su trabajo, pues no tenía dinero para el alquiler. Miguel a veces cree que sus papás nunca se divorciaron o que ese divorcio es de mentira; porque, aunque cada uno tiene su pareja, se tratan con tanto cariño que parecen una verdadera familia. Y eso no solo confunde a Miguel y enfada a su hermana mayor, sino que provoca que los vecinos y los papás de sus amigos se escandalicen con la vida que lleva la familia y traten de alejar a Miguel de sus hijos. |