Lucía, siendo una niña, siempre miró a los Doria como a esa familia perfecta que parece tener todo aquello que cualquiera pudiera desear: glamur, elegancia, dinero. Era como si, estando a su lado, nada malo pudiera suceder. Sin embargo, el paso de los años va sacando a la luz una realidad muy distinta de la que varios objetos familiares son testigo: una invitación de boda, una prueba de embarazo, una urna con las cenizas de un difunto y una fotografía familiar. Con veinticinco años, y cuando parecía que Lucía había cortado toda relación con esa familia, recibe la invitación de boda de Alejandra Doria. ¿Qué sucederá tras el reencuentro? |